Sí sí señores!! Ya está declarado a los cuatro vientos que no soy buena en la cocina. También los que me siguen hace tiempo saben que:
- Estoy casada y enamorada de mi marido
- Me gusta sorprenderlo
- Asumo que un hombre con panza llena mantiene su corazón contento
Es por eso que aunque soy mala, muy mala cocinando me esmero. Busco recetas nuevas, pruebo. Si sale mal, vuelvo a intentarlo… soy testaruda de la misma receta hasta que sale.
No resuelvo platazos pero hago cosas para sorprender, y fáciles… eso seguro!
Hoy estreno junto a mi nueva olla essen una sección del blog que tenía ganas de compartir como otro de los desafíos para este 2017; y van…
Estoy convencida que podemos ser creativos en nuestras vidas más allá del trabajo que tengamos. Sin importar la formación y nuestras estructuras, si queremos podemos desafiarnos a vivir mágicamente.
La creatividad nos da la posibilidad de unir puntos aislados, de crear, de ser observadores de todo y en cualquier momento y lugar. De imaginar y soñar despiertos, de animarnos a cosas nuevas. La creatividad nos mantiene despiertos, nos desvela. Mantiene vivo al niño que fuimos, y el que queremos seguir siendo… nos deja jugar.
Más que nunca estoy convencida de todo eso, siento recibir señales de que éste es el camino: me cruzo con gente increíble, me animo a resolver deseos pendientes, me llama la atención un libro que me parece revelador… y aquí estoy. Inaugurando una sección de cocina jaaaaa sí, de cocina en el blog.
Una vez al mes (espero cumplir) intentaré compartir mi versión creativa en la cocina.
Hoy empezamos por las garrapiñadas, amadas garrapiñadas de la Tía Felisa.
Ella las hacía para todos los cumpleaños, para todas las reuniones; eran para toda ocasión y super fáciles. Creo que fue la primera receta que aprendí de ella.
Qué necesitamos?
1 taza de maní crudo con cáscara
1 taza de azúcar
1 taza de agua
No importa el tamaño de la taza Sra. lo que importa (como en fotografía, al final todo se relaciona con todo) son las proporciones.
Idealmente en una Essen porque no se va a pegar nunca, ponen los 3 ingredientes a fuego medio.
Dato fundamental que puede parecer obvio, pero a las vagas de la cocina como a mí se les puede pasar: estar cerca, quedarse, hacerse amiga de la cocina; tal vez tomarse unos mates de parada y revolver. Siempre revolver.
Una vez que empieza a hervir, van a notarlo porque se ven las burbujitas, lo retiran del fuego. Y siguen revolviendo. Nuestra intención es unir todos los ingredientes. El agua y el azucar a esta altura se habrán hecho caramelo y debemos pegar todo el mejunje al maní… garrapiñarlo 😉
Va a estar aún todavía con consistencia líquida, debemos seguir revolviendo fuera del fuego. Luego irá solidificando el caramelo generándose un azucar rosado, gracias a la cáscara del maní.
Si les quedó mucha cantidad suelta y mucho maní pelado, lo que pueden hacer es volver a llevar al fuego hasta que nuevamente se convierta en caramelo y revolviendo revolviendo se lo podamos pegar al maní.
Una vez listo retiran con espátula a una fuente o bandeja. OJO que super quema, no se tienten!
Hay que dejar secar y taraaaaan garrapiñadas para todos hechas en casa.
Es una receta super fácil y rápida, y también económica. Además cuidando los ingredientes puede ser apta para celíacos!
¿Quien se anima a probar este finde? Y si se copan compartan sus fotos en las redes usando el hashtag #cocinaconmiradacreativa
¡Buen finde!
Maru
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